8 de febrero de 2006

La Infructuosa Espera

Injusta es esta noche negra que impide que pueda saber de ti.
Egoísta los designios del destino que se confabularon para separar a dos almas que por unos instantes detuvieron el tiempo y se refugiaron al cobijo de un árbol ancestral.
Triste y dolorosa es la amargura que cincela mi pecho en búsqueda de lo imperecedero.
Desolada es la superficie que cubre mi cuerpo a la espera de reconocer esas manos ingenuas que aun no saben que son el agua que satisface mi sed.
Burdas suenan cada una de las palabras que se refieran a la felicidad en estos momentos de brisas tibias y risas lejanas de niños a tiempo de despertar.
Sordos se vuelven la razón y cualquier entendimiento de cómo supuestamente deben ser las cosas, de cómo se debe comportar el que sufre la perdida de algo que nunca tubo.
Insensible se torna el dialogo, insoportables se hacen lo comentarios, rudos los silencios, tontos los gestos y miradas, raras las respuestas, dolorosos los recuerdos.
Patética es la forma en que la mente se tuerce hasta no dejar espacio para un pensamiento diferente de aquel que te remite siempre al mismo destino.
Desenfrenada es la búsqueda que emprendo.
Inaudibles los alaridos del sufrimiento.
Cansados los ojos de emanar soluciones acuosas, saladas de amargura, tibias de melancolía.
Infructuosa la espera de alguna señal que conmueva al doliente.
Desesperado el intento por cambiar lo que quizá no tenga remedio, o mejor dicho no quiera tenerlo, a pesar de haber encontrado algunas luces tenues, yo creo que la hubo.


¿Porque aun no caigo de la cuerda?
Que es lo que me hace abstenerme de la comodidad de una muerte rápida y feliz.
O mejor aun, porque me opongo terminantemente a hacer lo que en verdad quiero.
Acaso será que tan solo eres un placevo para justificar esta inercia maldita.
No quiero saberlo, tan solo quiero estar bajo el cuerpo húmedo que sabe a prohibido, blandear con los dedos esa piel que debería saberse exquisita y apoyar mi tenso mentón sobre el pecho que deseo siga albergando algo de ternura que ya antes conforto mi alma.

Se que estamos supuestamente acabados, pero no quiero conformarme.


Solo no te cierres a la posibilidad vivirte, el sufrimiento es solo un recordatorio, la indolencia infringe una herida dolorosa a quien trata de sobrevivir sin armadura.

A veces me pregunto y pensar que pude haberme privado de experimentar la dulzura de tus pensamientos. Gracias por la oportunidad de llevarme conocer tu laberinto, disculpa por encontrarme perdida en el y por haber volcado en el todos mis sentimientos, se podría decir que saldré en algún momento, difícil se ve mientras rondo por pasadizos obscuros, por esquinas que dando la vuelta no se donde acabaran.


Me desespero y ansío verte...pero no tolero la escena en que apareces…tan solo así, como si nada,…tan……distante.

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